¿Chiquitita Morenita o Rubia Alta?

Les presentamos la columna de una de las fundadoras de la Corporación ICI, Marcela Hassenberg, quien hace un agudo análisis sobre machismo y discriminación… 

Hace un tiempo  leí en el diario La Segunda una entrevista al ex profesor del  Instituto  Nacional Sr. Belfor Aguayo que me dejó impactada.

Son muchos los dichos del profesor  vertidos en esas páginas que no tengo dudas son controversiales en materia de educación.

A sus alumnos les decía “idiotas”, “ratón miserable”, “mugriento”. Es difícil pensar que tratando así a jóvenes se puedan obtener resultados.

Bueno, la publicación da cuenta que él les hablaba de la  libertad, de esa libertad que gozan los que tienen fortuna, y que les permite elegir, desde el lugar donde quieren vivir, el auto que quieren tener, el colegio en el cual educar a sus hijos, etc.  Y cómo se llega a tener esa fortuna: siendo excepcional.

Pero la frase de esa entrevista que – por razones obvias – mayor indignación me produjo fue:

Yo les decía: A ver, ¿con quién te quieres casar? ¿con la chiquitita morenita y potoncita de al lado de tu casa, o con la rubia alta, la ingeniera comercial? “.

De verdad me cuesta trasmitir lo que sentí cuando leí esa frase. Yo no soy asidua a las redes sociales, pero pensé que arderían y que saldrían todas las organizaciones a favor de los derechos de la mujer a linchar a este personaje. Pero al parecer pasó piola.

Hay tanto que desmenuzar en esa pregunta. Primero “chiquitita”: ¿vale menos como persona una mujer que es baja? Si le agregamos “morenita”, parece que ya definitivamente sería un estereotipo femenino no deseable, al menos para los estudiantes del Sr. Aguayo en busca de fortuna. Y “potoncita”? Aquí ya estoy escuchando a mis compañeros de Ingeniería echando todo tipo de tallas respecto a que esa característica no sería un defecto sino una cualidad. ¿Y qué pasa con la “rubia alta? Esa sí cumpliría con el estereotipo del tipo que quiere lograr el Mercedes Benz. Pero hay más.  “La chiquitita morenita potoncita que vive al lado de tu casa”  deja entrever que esos  estudiantes del Instituto Nacional vivían en comunas donde era difícil acceder a la educación superior, porque al parecer esa joven no tendría futuro. En cambio sí la “rubia alta, la ingeniera comercial”, donde claramente está puesto de manifiesto la asociación nivel socioeconómico (mujer rubia y alta) con nivel educacional (Ingeniera Comercial, carrera además asociada al estereotipo de la profesión para hacer dinero).

Seamos  honestos: ¿las mujeres “chiquititas y morenitas” han tenido las mismas oportunidades que las mujeres “rubias altas”? Aunque hoy suene políticamente incorrecto, yo me atrevo a afirmar que históricamente no. Lamentable. Pero para ser justa en el análisis, esto no ha sido muy distinto para los hombres.

Afortunadamente Chile está cambiando: hace años ya que no se puede exigir curriculum vitae con foto, ya no se publican avisos que entre los requisitos indiquen “sexo”, en las empresas más avanzadas en materia de políticas de personas se valora la diversidad en el más amplio sentido de la palabra, etc.

El  profesor Aguayo afirma: “Mis alumnos entraban por montones a Ingeniería en la Chile”.

Pareciera que el profesor Aguayo nunca circuló por nuestra facultad, o por la facultad de Economía de nuestra querida Universidad de Chile, donde había y hay muchas mujeres chiquititas y morenitas, y también rubias, inteligentes todas y muy  estudiosas, porque sin esas condiciones nadie llega a ser Ingeniero.

Todos sabemos que nuestra Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas ha tenido la virtud de atraer históricamente a los mejores alumnos egresados del Instituto Nacional, muchos de los cuales han estudiado nuestra especialidad.

Entre mis queridos ICI cuento con grandes amigos institutanos, que pueden haber tenido clases con el Sr. Aguayo y estoy segura  hoy rechazarían su postura machista y discriminadora como lo hago yo.

MARCELA HASSENBERG
mhassenberg@gmail.com

 

 

 

 



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