¿Cuánto vale el tiempo de los chilenos?

El proyecto de ley de reducir la jornada laboral a 40 horas semanales, instaló una discusión respecto al valor del tiempo. El investigador, Sergio Jara, no podía mantenerse ajeno. Revisa la nota del Instituto ISCI…

El proyecto de ley llamado “40 horas”, que intenta modificar el Código del Trabajo con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los trabajadores chilenos,  buscaría también aumentar la productividad del país. Sin embargo, al tener una hora más a nuestra disposición, ¿la usaríamos realmente para actividades de ocio y tiempo con la familia, o seguiríamos trabajando?

Esa es la pregunta que comenzaron a hacerse expertos de distintas áreas, como Sergio Jara, investigador del ISCI, y profesor de la Universidad de Chile.

Mucho tiempo para tan poco

El hecho de que los chilenos produzcamos poco a pesar de la gran cantidad de horas que destinamos al trabajo, se explica según algunos especialistas, por factores como el nivel educacional, así como por la disponibilidad de capital físico adecuado, como equipos y maquinas,  por trabajador. Sin embargo, también habría que ver cómo organizamos nuestro tiempo.

Chile aún no ha podido pasar ciertas barreras del subdesarrollo, como aquella relación entre largas jornadas laborales y una productividad más bien baja. Esta situación también caracteriza a Latinoamérica como región, de acuerdo a estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE),  que además nos destacó como el quinto país donde más horas se trabaja, con un total de 1.990 horas por empleado. En Alemania en tanto, son 1.371 y en España 1.689.

Sergio Jara

Cómo los chilenos asignan el tiempo a sus diversas actividades, es parte de lo que el profesor Jara ha estado trabajando desde varios años y explica que a partir de ciertas observaciones,  es posible alimentar modelos matemáticos de comportamiento, que permiten entender el uso del tiempo y calcular el valor del ocio y el trabajo.

“Información de consumo de bienes y servicios, existe, es muy frecuente encontrarla. Información de cómo la gente asigna su tiempo, es muy poca. Eso pasa porque probablemente no se mira la asignación de tiempo como un recurso económico”, dice el Ingeniero Civil y Master of Science, del MIT

Jara, ha aplicado particularmente sus cálculos en el área de Transporte, pues hoy se ha vuelto fundamental incluir el valor del tiempo en los estudios de inversión y diseño de los sistemas de transporte público, para así mejorar la calidad de vida de las personas.

El tiempo es oro

Estudios de la Dirección de Trabajo, han demostrado que los chilenos gastan mucho tiempo en el desplazamiento hacia sus lugares de trabajo, lo que en ciudades grandes puede significar hasta cuatro horas al día, sobre todo en la Región Metropolitana. Estas horas que no siempre son remuneradas, no pueden usarse ni para producción, ni para actividades necesarias para el bienestar. Esta situación, también ha sido recogida por expertos del área salud, quienes han señalado la importancia que tiene sobre todo para la salud mental de las personas, el tener horas de descanso en buena cantidad y calidad, lo cual se refleja finalmente en su rendimiento.

En esta línea, los beneficios de la disminución de tiempo en los viajes son lo más importante, por lo que Sergio Jara y su equipo, trabajan en medir estos beneficios y cuantificarlos, a partir de distinguir dos dimensiones: lo agradable o desagradable del viaje y el uso alternativo del tiempo.

“Probablemente lo que cuesta el sistema en términos de plata, es más evidente de lo que cuesta en términos de tiempo.  Me explico; pocos buses grandes, para llevar a una misma cantidad de gente y hacer la misma cantidad de viajes, cuesta más barato en plata que muchos buses de tamaño mediano. Pero con muchos buses medianos, usted espera menos porque las frecuencias son más altas. Cuando va por lo más barato en términos financieros, en realidad va por lo más caro en términos del tiempo de las personas”, dijo en una entrevista en radio Futuro.

El investigador del área Transporte, del ISCI, ha trabajado en el diseño estructural de transporte público considerando los costos de los operadores, y el costo del tiempo de los usuarios. Explica que el no considerar el tiempo de los usuarios, genera efectivamente que el tamaño de los vehículos esté sobredimensionado y la estructura de línea tienda a favorecer la existencia excesiva de trasbordos. Tal sería el caso particular de Transantiago, sistema que según el profesor Jara, dejó fuera de su diseño el costo de los usuarios, lo cual entregó como resultado un problema que hasta hoy no ha tenido solución y que es una flota sub-dimensionada de buses más grandes de lo que necesita el sistema de transporte público de Santiago, además de un aumento en el número de trasbordos que subió de un 10% con las micros amarillas, a un 70%.

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Fuente: Comunicaciones Instituto ISCI



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