“Finanzas, Crisis y Crecimiento Económico”

Lee la interesante columna del Investigador del Centro de Finanzas Patricio Valenzuela. “En términos del endeudamiento, el proyecto de ley de consolidación de la deuda es una iniciativa muy importante pero sobre la que aún queda por avanzar”, sostiene el profesor. Revísala completa…

La experiencia de la mayoría de los países avanzados sugiere que el desarrollo del sector manufacturero, y luego del sector de servicios, ha sido uno de los pilares de su crecimiento económico. Si bien pueden diseñarse políticas públicas para fomentar dichos sectores, es el rol del sistema financiero determinar qué proyectos reciben financiamiento.

Su objetivo fundamental es asegurar una eficiente redistribución de los recursos existentes, donde las inversiones más innovadoras y productivas son efectivamente financiadas. De este modo, el buen (o mal) funcionamiento de los mercados financieros juega un rol preponderante en el crecimiento económico. La idea de que un sistema financiero que funciona eficientemente promueve el crecimiento económico data de finales del siglo XIX. Ya en 1873, Walter Bagehot argumentaba en su libro “Lombard Street: A Description of the Money Market” que el desarrollo del sistema financiero del Reino Unido jugó un rol fundamental en la Revolución Industrial. En línea con los argumentos de Bagehot, una secuencia de estudios empíricos ha demostrado que el desarrollo de los mercados financieros tiene un efecto positivo en el crecimiento económico en economías caracterizadas por niveles adecuados de profundidad financiera.

Estudios más recientes, sin embargo, encuentran que dicho efecto tiende a desvanecerse, incluso llegando a ser negativo, cuando el crédito alcanzan niveles excesivos. Arcand, Berkes y Panizza (2012) muestran que el efecto de una mayor profundidad financiera pasa de ser positivo a ser negativo cuando el crédito al sector privado sobrepasa el umbral del 110% del producto interno bruto (PIB). El exceso de crédito también tiende a exacerbar los ciclos económicos. Easterly, Islam y Stiglitz (2000) muestran que una mayor profundidad financiera comienza a incrementar la volatilidad del PIB a un umbral similar al mencionado anteriormente. 

Un canal a través del cual los mercados financieros tienen un efecto negativo sobre el crecimiento económico, que se hizo evidente durante crisis subprime, es el sobreendeudamiento. Éste contribuyó de manera importante al colapso del mercado inmobiliario estadounidense que desencadenó la crisis bancaria y un periodo prolongado de bajo crecimiento económico. Usando datos de créditos hipotecarios en Estados Unidos, Mian and Sufi (2009, 2011) muestran que el precio de las viviendas aumento más fuertemente en los condados donde los créditos hipotecarios subprime—préstamos a personas con dificultades para efectuar los pagos de dichos créditos—eran más prevalentes. Los autores también muestran que las áreas que experimentaron mayores expansiones de crédito fueron las que exhibieron mayores aumentos en las tasas de default y las recesiones más severas en términos de desempleo y consumo de bienes no durables.

La relación entre sobreendeudamiento, crisis bancarias y crecimiento económico exhibida internacionalmente durante la crisis global de 2007-2009, es consistente con la experiencia estadounidense durante la crisis subprime. El panel superior de la figura+1 muestra que la mayoría de los países que en el año 2006 tenían niveles de crédito al sector privado por sobre (o alrededor) del 150% del PIB, experimentaron una crisis bancaria sistémica en el periodo 2007-2009. Este grupo de países incluye Islandia, Suiza, Dinamarca, Irlanda, Gran Bretaña, Holanda, Portugal, España y Estados Unidos. Todos estos países experimentaron una expansión significativa del crédito, lo que produjo un aumento anormal en los precios de las propiedades. Cuando dichas burbujas estallaron los precios de las propiedades colapsaron, produciendo una secuencia de defaults que dieron paso a las crisis bancarias. El panel inferior de la figura muestra que efectivamente fueron los países más endeudados quienes sufrieron más con la crisis global con tasas negativas de crecimiento económico.

Para que el sistema financiero pueda promover un crecimiento económico sostenible a la vez de evitar las burbujas financieras y el sobreendeudamiento se requiere de un set de políticas públicas que promuevan la estabilidad financiera. En este sentido es fundamental que el sector financiero, las autoridades y reguladores aseguren que las expansiones de crédito se traduzcan en inversiones productivas y no solamente en mayores precios de los activos.

Algunas políticas macro-prudenciales han sido sugeridas para alcanzar estos objetivos. Un grupo de políticas en esta categoría tiene como meta prevenir burbujas en los precios de las propiedades a través de intervenciones en el mercado inmobiliario. Por ejemplo, reducciones en los niveles loan-to-value (LTV) en mercados inmobiliarios sobrecalentados.

Evidencia de Corea del Sur, Hong Kong y Singapur sugiere que políticas que van en este sentido funcionan en el corto plazo pero que son menos efectivas en el largo plazo. Otro grupo de políticas busca incrementar la estabilidad del sector bancario a través de políticas contracíclicas. Algunos ejemplos incluyen establecer métricas contracíclicas en los requerimientos de capital y los niveles de reservas bancarias, particularmente en créditos inmobiliarios, los cuales pueden ser endurecidos durante periodos de booms para ser relajados durante periodos de crisis. Finalmente para poder tomar las medidas preventivas o correctivas necesarias resulta clave contar con diagnósticos adecuados de los potenciales riesgos financieros.

En este sentido, los stress test realizados a bancos europeos y americanos se han convertido en una herramienta de extrema utilidad para determinar la salud del sistema financiero y las necesidades de recapitalización específicas de cada entidad.

En Chile se han realizado ciertos avances en términos de la implementación de políticas preventivas y de diagnóstico, pero aún existen tareas pendientes. En términos del mercado inmobiliario, en los últimos años ha surgido un debate respecto a las causas de las alzas en el valor real de las propiedades. Para que dicho debate se traduzca en las políticas correctas es necesario contar con índices de precios inmobiliarios confiables. En esta materia el Banco Central está haciendo algunos esfuerzos. Estos índices nos permitirán analizar rigurosamente si efectivamente dichas alzas de precios inmobiliarios tienen sus orígenes en burbujas financieras o si están asociadas a un mejoramiento de los fundamentales. 

En términos del endeudamiento, el proyecto de ley de consolidación de la deuda es una iniciativa muy importante pero sobre la que aún queda por avanzar. La implementación de dicho proyecto debiese mejorar nuestro conocimiento de los niveles de endeudamiento (o sobreendeudamiento) de los chilenos con todo el sistema. Esto nos permitirá evaluar de manera más confiable los niveles de riesgo de crédito, lo que se debería traducir en menores tasas de morosidad y default, menores tasas de interés y menos sobreendeudamiento. Estas herramientas, entre muchas otras, nos permitirán implementar las políticas públicas apropiadas para obtener el mayor provecho de los mercados financieros, sin burbujas ni crisis financieras.

Patricio Valenzuela es Profesor Asistente e Investigador del Centro de Finanzas. Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile, M.S. en Economia y Ph.D. en Economía, European University Institute.

Fuente: Centro de Finanzas

Más información AQUI



uchile      LOGODII1         logo2_VerticalOficialfcfm_JPG