“Haber estudiado música me ha ayudado a enfrentar mis estudios actuales…

Escrito por Prensa sept 211

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Alvaro Carreño, es un estudiante de Ingeniería Civil Industrial muy especial. Es licenciado en Música de la Pontificia Universidad Católica con mención en interpretación y violinista, instrumento que estudió 11 años formalmente y con el que hoy se presenta en importantes escenarios del país.


Audición en 1994

“Comencé mis estudios de violín a los 5 años, en un programa docente especial de la Universidad Católica. Dos veces por semana, después del colegio, iba a clases de violín y de teoría. Todos los días, luego de una jornada completa en el colegio, debía llegar a mi casa a practicar un par de horas”, nos relata a propósito de su particular historia.

Su interés por la música es una “cuestión familiar” según él mismo define, ya que muchos de sus parientes han estado vinculados a ella. No obstante, su madre fue la influencia más importante.  “Todos mis hermanos estudiaron en algún momento un instrumento y mi mamá es profesora de música. Ella fue nuestra principal influencia y apoyo, sobre todo en la etapa más temprana, pues un niño por sí solo jamás se convierte en músico si no tiene el apoyo directo de sus padres y una cierta disciplina impuesta por un adulto con amor y constancia”, relata el estudiante.

La carrera completa de violinista dura 11 años, por lo que al egresar de cuarto medio se decidió por finalizar su etapa formativa. Mientras estudiaba Licenciatura en Música con mención en interpretación en la Universidad Católica, integró distintas orquestas y conjuntos musicales de música de cámara, con los cuales se presentó en el Teatro Municipal de Santiago y el de la Universidad de Chile, entre otros. Entre las actividades que mantiene hasta hoy, se encuentran la participación en un cuarteto de cuerdas y desde 2001 dirige un coro de jóvenes cristianos. Esporádicamente es “extra” en la Orquesta de Cámara de Valdivia o la Sinfónica de Chile.

Concierto en Peumo, VI Región

“Un evento que marcó mi vida musical fue conocer a mi último profesor de violín en la UC, el violinista Álvaro Parra, quien vino por un tiempo a enseñar a Chile desde Alemania, con mucha energía y pasión, trayendo toda la influencia de ese país, donde se vive la música, y la cultura en general, con otros ojos. Estudié tres años con él, y fue la época con mis mayores avances”. También estuvo en Berlin y tomó clases con la violinista Elsa Brown, “que me enseñó mucho en un tiempo reducido”, destaca.

Egresó el año 2008 y el 2009 entró a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, FCFM a plan común.

¿Por qué te motivaste a estudiar Ingeniería Civil Industrial?

La decisión de estudiar Ingeniería Civil en Beauchef fue algo que apareció hacia finales del 2008, cuando estaba preparando la PSU. Me sentí atraído por las matemáticas y me gustaba la idea de tener un plan común que diera paso a muchas opciones, lo cual me parecía crucial en ese momento. Creo que seguí la misma línea para escoger Ingeniería Civil Industrial como especialidad. Una de las cosas que más me gustan es que la aplicación de la carrera es muy amplia y da libertad para escoger ámbitos de acción profesional muy variados.

Hace un par de meses, tuve la oportunidad de participar en el viaje ICI Trek a México, junto a otros tres compañeros del Departamento de Ingeniería Industrial, para conocer el mundo de las universidades y las empresas de ese país. Ese viaje fue una gran inyección de motivación y confirmación de mi decisión: pude ver lo importante de tener una formación matemática robusta y un pensamiento lógico desarrollado, y, a la vez, lo trascendental que es formarse como persona íntegra y con valores profesionales claros. Creo que el DII de la Universidad de Chile es un gran lugar para esto, y fue genial redescubrirlo.

¿Tiene alguna semejanza la música con la ingeniería?

Hay una relación entre la música y las matemáticas que ha sido investigada y experimentada por diversos filósofos, matemáticos y compositores. Por otro lado, la música, en cuanto a sonido, es un fenómeno físico que se puede estudiar científicamente, y hay distintas áreas de la ingeniería que abordan este tema, desde la emisión hasta la recepción del sonido.

En cuanto al estudio de la música y las matemáticas, ambas disciplinas se deben abordar con constancia y rigor. Es necesario ejercitar muchas horas, con concentración, observación, paciencia y perseverancia, para lograr resultados concretos y avances notorios, y esto es indistinto para ambas cosas: el método, la disciplina juegan un rol muy importante. El talento es solo una pequeña parte, lo crucial es el esfuerzo con el que se trabaje en pos de los objetivos, y por supuesto, las ganas de hacerlo, la pasión de perseguir un fin que parece inalcanzable.

En cuanto a lo profesional, ambas son carreras en las que la persona debe aprender a gestionar su propio camino, a través de concursar para fondos, de desarrollar proyectos, de escoger entre varias alternativas disponibles, de conocer el medio en el que se desenvuelven los profesionales.

Además, son carreras en los que se tiene mucho contacto con otras personas. Cuando toco en cuarteto de cuerdas pasamos varias horas practicando y compartiendo puntos de vista, opiniones, sugerencias. Se trabaja con las ideas, y para eso hay que aprender a escuchar lo que realmente se está diciendo, y trabajar en equipo con unidad. Esto se puede aplicar perfectamente a la labor que realiza un ingeniero en un equipo de trabajo. Y los resultados pueden no ser buenos, aunque individualmente todos tengan la capacidad de hacerlo bien.

Lo importante es mantener un ambiente de trabajo óptimo, respetuoso y riguroso a la vez.

¿Tienes algún proyecto en que te dediques a ambas cosas? Crear una Escuela de Música, por ejemplo.

Sería genial llegar a complementar ambas cosas de alguna manera, y quisiera hacerlo en el futuro. Me gustaría dedicarme a la gestión cultural, y en ese sentido, quisiera gestionar más posibilidades para que se difunda la música en la ciudadanía, a través de conciertos, presentaciones y grabaciones.

Estos últimos dos años, junto al cuarteto en el que participo, hemos tocado en localidades de la sexta región afectadas por el terremoto, y es muy bonito ver la recepción de las personas, que pocas veces tienen la posibilidad de escuchar música instrumental en vivo. Para el corto plazo, pretendemos llevar a cabo un proyecto que avance en ese sentido.

¿Recomendarías a los ICIs que se complementen con estudios de arte?

Por supuesto. Quizás no necesariamente estudios de arte, pero es totalmente recomendable realizar alguna actividad secundaria que se disfrute plenamente al hacerla.

Algunos practican deportes y se entrenan día a día, otras personas sacan fotografías, otros aprenden a cocinar. Somos seres complejos y es bueno explorar distintas facetas. Además, practicar o profundizar en algún área distinta a aquella en la que uno se desenvuelve, desarrolla y fortalece nuevas habilidades y competencias que pueden ser de gran ayuda para la vida profesional, por lo que no solo ayuda a tener mejor calidad de vida sino que además contribuye a tener un mejor rendimiento.

Haber estudiado música me ha ayudado a enfrentar mis estudios actuales, y estudiar ingeniería ha abierto mi mente en muchos sentidos que antes ignoraba, con respecto a lo que como músico puedo llegar a hacer.

 



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