“Ser ICI es tener una Caja de Herramientas”

Lunes, 01 de Octubre de 2012 22:30

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“Haber egresado del ICI es haber obtenido una caja de herramientas que te permite, independiente de lo que hagas, poder trabajar y dedicarte a lo que tú quieras con más amplitud de criterio y análisis”, asegura Felipe Salas, Ingeniero Civil Industrial de la Universidad de Chile, generación del 93, y que tiene una interesante historia que contar.

“Llevo trabajando 20 años, me encanta lo que hago y con quienes trabajo. Soy alguien que puede decir tranquilamente que los proyectos que ha querido hacer los ha hecho”, agrega.

¿Pero qué hace que esta historia sea digna de ser contada? Felipe Salas invitó a sus profesores de la universidad a la inauguración del Club Arena (ex Killshot), proyecto del deporte y que luego sumó las artes escénicas. Los mismos académicos le dijeron que era el único de la época en tener un proyecto de título con una empresa real.

El  año 96 llegó al Grupo Porta cuando habían 65 personas y la agencia se ubicaba en el número 11 del ranking de agencias. “Hoy somos la tercera, tenemos más de 200 personas y un reconocido prestigio liderado por el gran publicista Raúl Menjibar y otros socios de altísimo nivel. Somos la única empresa 100% chilena dentro de las 10 más grandes compitiendo con las internacionales del área y con reconocimientos tales como el premio a la mejor agencia del año 2012, mejor director creativo 2012 y éxito sostenido con nuestra marcas de clientes con trabajos tan notables como Escudo, Copec, Falabella, Cachantún, Bilz y Pap y la reciente campaña ” no será muy tonto lo que estoy diciendo de VTR”, explica.

Dentro del Grupo hay cuatro empresas, las agencias de publicidad Porta y Leche, además de Porta 4 dedicada a Branding, Diseño Gráfico e Industrial, Trade y BTL, y también  la productora audiovisual, Howard Chinatown. A esto se suman otras sociedades de inversiones con las que llevan a cabo varios proyectos de inversión y emprendimientos en el área tecnológica, como TOC, hoy empresa líder en autentificación biométrica de identidad y firma eléctronica sin enrolamiento.

“Todo se puede hacer, nada es imposible”, esa la premisa de este ejecutivo que ha sabido emprender siempre acompañado y aprendiendo de todos sus socios. Y esa máxima se entiende cuando sabemos que esa pasión se retroalimenta con el running. Producto de ello, nació otro de sus proyectos exitosos: los Full Runners.

Es cofundador de esta comunidad de runners, ciclistas y triatletas, líder en el mercado, la más grande y que hoy cuenta con exitosos medios de comunicación como la revista Full Runners, un periódico mensual, la Fr Kids que llega a 30.000 niños entre 5 -11años a los colegios; programas de televisión e incluso a través de esto apoyando el desarrollo de un centro médico deportivo, entre otras iniciativas sociales a través del deporte. Con orgullo señala que todo el desarrollo deportivo logrado ha sido posible por la buena gestión con el mundo privado sin pedir subsidios estatales logrando contar con los mejores auspiciadores del mercado, en un país donde la excusa es precisamente la falta de apoyo de la empresa privada.

“Nuestro lema es motivar a que todos hagan deporte desde ahora y por siempre hasta que se mueran a los 90 y tantos años, ese es el desafío, el deporte como parte importante de la vida”, dice.

Pero ¿a quién le alcanza el tiempo para hacer tantas cosas? El trabajo en equipo es otra de sus claves y un aprendizaje que también importó desde el mundo deportivo.

Fue fundamental para un “bicho raro” como él, haber elegido entrar a una empresa como Porta que le ha permitido desempeñarse en otras áreas y no limitarse a una estructura rígida. “De chico siempre quise ser empresario y cuando hice el análisis tenía que elegir entre ser empleado de una empresa grande o ser alguien que crea y construye valor. Además quería tener libertad para entrenar y una buena situación para darle lo mejor a mis hijos”, recuerda.

Es obvio que desechó la idea de “ser un ejecutivo estándar en una empresa grande, compitiendo para no perder el sillón”. Sabía que en ese escenario era muy probable que su capacidad de crear valor se perdiera en una estructura rígida.

Por su historia y experiencia, Felipe es crítico del sistema educacional chileno, que independiente de las desigualdades, dice, es “retrógrado”. “Siempre hago un comparativo con los gringos: los niños a los 8 años saben el valor de la intermediación comercial, a los 14 los jóvenes ya conocen la ley laboral y trabajan, y a los 18, como no todos pueden ir a la Universidad, saben qué pueden hacer con sus vidas. En Chile después del colegio estudiamos 5 años y recién a los 28 después del primer trabajo comenzamos a ser productivos y crear valor”, explica.

Asímismo, opina que los gobiernos, de todas las tendencias, bloquean el emprendimiento, que no han actuado como facilitadores de la creación de nuevos negocios ya que las estructuras siguen siendo para los más informados y con mejor poder de negociación. “¿Cuando crearemos el curso de emprendimiento en sexto, séptimo y octavo básico..o lo que significa ser prestador de servicios o un excelente profesional?”, se pregunta.

Luchar por los Sueños

¿Qué conclusiones sacamos luego de hablar con alguien como Felipe? Que no sólo es posible emprender, sino emprender mucho. “Hoy ya no hay tantos cargos en las grandes empresas y los que estudian ingeniería deben buscar su propio destino. Los jóvenes hoy se motivan con casos exitosos, todos quieren ser Steve Jobs y la Universidad debe tomar ese talento y adaptarlo a la realidad latinoamericana”, aconseja.

Y la Chile parece ser un buen lugar para eso: “un elemento diferenciador que vi cuando estudié en la Universidad de Chile es que todos los que estábamos ahí queríamos ser los mejores profesionales del país y aportar a la sociedad. No había nadie que hiciera la cuestión al lote o sólo por cumplir, queríamos ser los mejores y eso no lo he visto en otras universidades”, concluye.



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